martes, julio 29, 2008

Colombia: Ingrid Betancourt y su falta de grandeza

Aunque soy una persona con muy pocas reglas y generalmente irrespetuoso de todas ellas, no soy amigo de reproducir en esta bitácora artículos escritos por otras personas, especialmente si los mismos han sido publicados en bitácoras propias.

Contrario a lo que algunos puedan pensar, esta auto impuesta política obedece al hecho de que considero que el objeto de las bitácoras es escribir opiniones personales y que es precisamente esta característica la que diferencia y distingue a este espontáneo medio de comunicación con respecto a los medios tradicionales cuyo objeto es informar sobre lo que escriben y/u opinan otros.

En esta oportunidad sin embargo, tengo que reconocer que no me siento cómodo con la rigidez de mi propia política y que lo sensato es aceptar que las tonalidades de gris intermedias a veces son más ricas que el blanco y el negro de los extremos.

Este es el caso del artículo escrito por un caballero, muy prolijo y entretenido por cierto, que se hace llamar “El Gerente” y que publica una popular bitácora colombiana bajo el titulo “La Verdadera Vida de un Gerente”.

Yo no conocía de esta publicación y me entere de ella a través de “Bruni”; una amiga Venezolana que publica la exquisita bitácora “Cuentos Intrascendentes” que yo tengo por costumbre visitar todos los días.

Pues bien, el señor “Gerente” escribió en su bitácora una carta abierta muy respetuosa, aunque debo reconocer que la misma contiene algunos pasajes algo cáusticos, dirigida a la Sra. Ingrid Betancourt.

En esta carta, el “Gerente” ventila en forma realmente descarnada la frustración y nostalgia de la gente sencilla de Colombia al haber constatado que no obstante todas sus virtudes, la Sra. Betancourt no es poseedora de esa rarísima cualidad que llamamos “grandeza”.



El señor “Gerente” y la gran mayoría de personas que han comentado la carta en su bitácora no reprochan a la Sra. Betancourt el carecer de esta muy elusiva y escasa cualidad pero si dejan constancia de su desilusión y con ello de la angustiosa necesidad que tiene el pueblo colombiano de volver a ser idealista.

De la muda necesidad que tienen de creer y aspirar a que aquellos que de alguna forma u otra han tenido la suerte de una vida acomodada y una educación privilegiada cumplan con inspirar a su pueblo a través del ejemplo.


Continuacion ...

Tengo que reconocer que, aunque no soy colombiano, también siento esa sensación de frustración y que lo poco que queda de idealista en mi persona, hoy cuando enfrento con optimismo pero inexorablemente la edad del escepticismo, tenia la esperanza de que ella hubiera brindado declaraciones y adoptado una conducta impregnada de “grandeza”.

Por ejemplo, me hubiera encantado escuchar de ella las siguientes declaraciones:

“Aunque soy una política por vocación y formación no voy a participar ni voy a hacer ningún tipo de declaración y/o pronunciamiento de carácter político mientras existan personas secuestradas en Colombia. Una vez recuperada, voy a dedicar todas mis energías al único y exclusivo propósito de lograr la liberación de todos los colombianos que todavía se encuentran secuestrados y que en este preciso momento, están sufriendo exactamente la misma angustia, incertidumbre, desaliento y vejámenes que yo sufrí. ”

A continuación, reproduzco textualmente la carta abierta de “El Gerente” a la Sra. Betancourt y los invito a que visiten regularmente, como yo pretendo hacerlo, su entretenida y sabrosa bitácora.

para Ingrid Betancourt

“Veamos, señora Betancourt, me dirijo a usted (ja! como si fuera a leer esto, que iluso) para decirle que si, que nos alegramos por su rescate y ví a la Dra Puppy (mi esposa) chillar como una niña al ver a su señora madre rodilla en tierra rezando y dando gracias a Dios por su libertad, vale, se le acepta y se le felicita… de corazón….

lo que no le acepto ni a usted ni a su familia son esas ínfulas de europeos, producto del fortuito matrimonio suyo con el señor francés ese, de no ser por eso, usted sería una colombiana más, igual a la señora madre del Capitán Guevara… si, la madre de ese mismo mártir de nuestra patria que se murió secuestrado en la selva, condenado por cumplir con su deber, esa noble señora a la que le toca subirse a un bus urbano exponiéndose a que la apuñalen por robarle el marco de la fotografía de su hijo muerto y que sigue secuestrado…

Sabemos que usted era secuestrada estrato 6, no producto de su importancia política, que con los meses fue decayendo, usted era una secuestrada estrato 6 gracias a Francia y gracias a su señora madre.

Francia no le salvó la vida, usted fue salvada por un pequeño grupo de “patirrajados”, algunos de ellos que juraron dar su vida al ejercito o a la policía de Colombia, dar la vida, no por usted, por todos nosotros, esos héroes anónimos, los que la acompañaron y apoyaron durante su secuestro y los de la inteligencia militar, si señora, esos que en algún momento juraron ante Dios y la Patria defender las instituciones y a Colombia con su propia vida si fuera necesario y que además lo cumplieron.

Mire señora Betancourt, su mamá en medio de su desespero, maltrató a este país al decir que esperaba más de las farc que de su patria, esa señora que se dedicó, apalancada en su doble nacionalidad, a dejar por el piso europeo el buen nombre de Colombia, esa señora adinerada y de la alta sociedad quien siempre culpó al gobierno de su secuestro, no señora, a usted no la secuestró el gobierno como creen los cocainomanos europeos, la secuestraron sus proveedores de coca, los terroristas de las Farc.

Si, señora, Uribe no merece las disculpas de su “mamita querida”, las merecemos los colombianos que de una u otra manera trabajamos todos los días para que este país no se hunda más de donde la gente de su clase económica y social lo han hundido…

y no, no soy de izquierda ni mucho menos, soy uno más, uno que se levanta enfermo a trabajar duro para poder pagar los servicios públicos y el colegio de su hija, un colombiano que conoce los Campos Eliseos gracias a las transmisiones gratuitas de televisión del Tour de Francia, un colombiano que debe ahorrar todo un año para poder pasar tres días en un Hotel pequeño en Cartagena, no un colombiano, que como su familia, se mantienen en hoteles 5 estrellas y apartamentos elegantes fuera del país.

Escuchar hablar a su hermana y a sus hijos de justicia social en Colombia, desde una costosa heladería a orillas del Rio Sena, recién “apeados” de los 200 caballos de potencia de un lujoso Citröen no es creíble.

Le repito, me alegra que haya salido de ese secuestro, la libertad es un derecho de todos, no solo de las familias con apellidos y dinero como la suya, pero a un ex soldado como yo le duele mucho ver como usted que proclama la libertad y la igualdad se sube a un lujoso avión, cruza el Atlántico y desde el blindaje de los micrófonos en Europa empieza a decir que se va a quedar allá por seguridad, mientras los verdaderos héroes de esta patria, llegan después del secuestro a sus casas de interés social y a medio terminar, intentando recuperar sus familias, a sus amigos y a buscar el dinero para pagar los servicios y lo del almuerzo en la tienda de la esquina.

La reto a que hable de igualdad social y política aquí, en su patria(que al parecer no lo es tanto), esa que, según sus palabras no la salvó del secuestro, porque según usted fue Francia, cuando ni siquiera sabían de la operación Jaque, cuando hay indicios que pagaron por usted y la convirtieron en esa estrella fulgurante, hable aquí en esta patria que se debate entre la vida y la muerte y que llora la muerte infame del capitán Guevara, de lo contrario, no venga, quédese en la seguridad de sus apartamentos lujosos en Europa y láncese a la política allá, hágale competencia a Sarkozy y espero verla algún día como presidenta del parlamento europeo, hasta presidenta de Francia, pero no cuente con los colombianos “de a pie”, que nosotros estamos aquí trabajando muy duro por este país, no señora no se vaya a confundir, yo detesto a las farc a los paramilitares y a los corruptos por igual, esos terroristas que nos han hecho daño, respeto profundamente las instituciones en Colombia, a pesar de los problemas de corrupción, producto de gente tanto o más ambiciosa que su familia, que le rezaron al que fuese con tal de obtener sus objetivos.

No venga a nuestra marcha señora Betancourt, tranquilamente quédese allá, aquí marcharemos con el alma a flote pidiendo por la libertad de los otros secuestrados, los colombianos de a pie, esos que sacan fiado el aceite en la tienda de la esquina para poder fritar una salchicha a la hora del almuerzo, esos que juraron defender la patria y en cumplimiento de su deber han dado su vida en la selva para que nosotros podamos ver televisión…

la marcha del 20 de Julio no la necesita, esta marcha necesita valor, esperanza y fuerza, tranquila señora, descanse que bien merecido lo tiene, quédese por allá cuidando a su señora madre, quien la necesita más que nosotros.”

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